Voy a contar algo que me ha ocurrido ayer y hoy, probablemente a muchos de vosotros os haya pasado lo mismo:
Ayer 14 de marzo de 2011 recibo una llamada de una señorita muy amable que me dice que pertenece a la empresa Galp Energía y que, como cliente suyo, quieren ofrecerme un descuento del 15% del término fij0 de la factura del gas durante un año. Perfecto, digo yo, ahora cuénteme el truco: «No hay truco, no es necesario darse de alta en nada, ni comprar nada adicional, sólo confirmar sus datos para hacerle el descuento», comenta la amable telefonista.
Yo no podía atenderla en ese momento, así que le pido que me llame hoy a eso de las 11 de la mañana y la atenderé gustosamente.
Siento ser una persona desconfiada, pero lo primero que hice fue buscar una factura de gas y tenerla a mano esperando la nueva llamada. Dicho y hecho, hoy he recibido la ansiada llamada: «Buenos días, ¿don xxxxx? le llamamos de Galp Energía, y el motivo es hacerle un descuento en bla bla bla…». Gracias, respondo yo (cuando me da la gana, soy más educado que la hostia), ya me llamó ayer una compañera suya y esperaba su llamada. «Necesitamos que nos confirme sus datos para pasar a hacerle el descuento en su factura. Por favor, indíquenos su nombre, dirección completa y DNI».
No tengo problema en identificarme, pero me gustaría saber con quién estoy hablando yo, para lo cual también necesito que se identifiquen ustedes. «Somos Galp Energía», me comenta algo mosca la señorita. Sí, y yo soy xxxxxx, pero si ustedes me exigen que me identifique, yo les exijo a ustedes que hagan lo propio, para lo cual les pido que me den las cuatro últimas cifras de mi numero de cliente de Galp.
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«Verá, somos Galp Energía, puede confiar en nosotros». Mire usted, señorita, yo soy xxxxx, fíese de mí. Si son realmente quienes dicen ser, mi número de cliente no es un secreto de estado, en cuanto ponga mi ficha en el ordenador es el primer dato que aparece. Además, no me fío de alguien que me pide mis datos no sé para qué. No sería la primera vez que te piden datos de este tipo, y cuando te das cuenta te han cambiado el contrato de la luz, gas o teléfono…
Pues nada, tras mucho discutir, le pido que me pasen a un supervisor. Cuesta que lo haga, pero me acaba pasando. Este señor, llamado David xxxxx (voy a ser bueno y no pondré su apellido ni la empresa para la que trabaja), me confirma que bueno, no, en realidad no son Galp Energía, sino una empresa de telemarketing subcontratada para hacer ese trabajo para Galp, y que no disponen de los datos como número de cliente. Eso sí, según ellos tenían en pantalla mi nombre, dirección y DNI pero era necesario que yo se los confirmase.
Uno, que hay días que se levanta tocacojones, cuelga a este individuo y llama a Galp, a Atención al Cliente. Les cuento mi triste caso (cagándome en la puta pero con muy buenas palabras) y les digo que cómo es posible que una empresa que, hablando en su nombre, me pida los datos y bla bla bla… Me pone en espera y tras un par de minutos me dice que sí, que es una empresa subcontratada para hacer esa promoción. Bien, una cuestión interesante, señorita: ¿Cómo sabe que esa empresa es la que dice ser si no le he dicho a usted el nombre de la empresa?
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«Ummmm, es que me han dicho que una empresa está haciendo ese trabajo y será esa». Vale, ¿y me puede decir el nombre de la empresa que han contratado para verificar si es la que yo tengo?. «No, no tengo ese dato». Gracias, señorita, ha sido usted muy amable.
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¿Agencia de protección de datos? Mire me ha pasado esto…. (3 minutos de explicación).
«Pues verá, si Galp Energía ha contratado realmente a esa empresa, lo que hacen es legal».
Ya, pero es que no sé si esa es la empresa que han contratado porque no me dan ese dato.
«Lo sentimos, sin pruebas no se puede hacer una denuncia»
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Voy a escribir esto en mi blog, y luego lo subo a Menéame, a ver qué pasa…
Y volvemos a empezar…
Han dicho…